El uniforme escolar es una indumentaria peculiar y distintiva, utilizada por el alumnado de algunos centros educativos, que consideran su uso obligatorio.
Su origen está en los centros educativos regentados por órdenes religiosas católicas. Sus responsables decidieron establecer una única indumentaria para el alumnado, con el fin de fomentar la humildad y no hacer distinciones entre ellos por la variedad y calidad de sus ropas, distintivas de la capacidad económica de las familias. La idea perseguía también hacer más asequible la indumentaria de los escolares, al tratarse de prendas que combinaban la duración con la facilidad y economía de su mantenimiento.
Ese origen marca las características generales de los uniformes escolares, basados en faldas por debajo de la rodilla para las niñas y pantalones cortos y largos para los chicos, en función de la edad, camisas o polos lisos, prendas de punto en forma de jersey de pico para los chicos y chaqueta abotonada para las niñas. En algunos casos, ya prácticamente inexistentes, se exigía un tocado para el alumnado en forma de sombrero o gorra. Excepciones de uniformidad en muchos casos eran los zapatos y la prenda de abrigo exterior.
En la actualidad, el uniforme escolar está implantado, por lo general, en centros privados hasta niveles de enseñanza obligatoria. Su mantenimiento y objetivos han generado comentarios diversos a lo largo del tiempo, unidos a un rechazo cada vez mayor entre los escolares, generalmente adolescentes, que se ven influídos por los dictados de la moda y el consumismo para oponerse a una vestimenta que les impide llevar la moda y los "íconos" del momento en su vida escolar.